El estudio biomecánico de la marcha consiste en una exploración en la que se analiza la posición de los pies en estático y en movimiento, así como el comportamiento de rodillas, cadera y columna, para identificar y tratar las causas biomecánicas que producen alteraciones.

  • Reducir formación callos y durezas
  • Tratar lesiones como metatarsalgias, fascitis plantar o espolones
  • Tratar lesiones de rodillas, caderas o espalda
  • Evitar desgastes excesivos del calzado

La prueba, que suele durar entre 45-50 minutos, básicamente consta de tres fases.

  • Exploración en camilla: “En un primer momento nos fijamos en la forma de los pies, su arco, cómo están situados los huesos, la movilidad de las articulaciones…” nos explica el podólogo.
  • Estudio en estático: La persona pasa a ponerse de pie en una plataforma de presiones,“una especie de alfombrita que tiene unos sensores de presión por cada centímetro cuadrado”.
    La plataforma está conectada a un ordenador, en el que se ve la huella que dejan ambos pies con áreas de diferente color (de verde a rojo) en función de la presión que aguantan. Para que te hagas una idea de cómo es la imagen, piensa en un mapa del tiempo en el que se marcan las zonas con más y menos riesgo de incendio: sería algo muy similar, pero con la forma de la planta de tus pies.
    Este aparato permite hacer, de manera sencilla, diferentes mediciones: cuál es el ángulo que forman la pierna y el pie, si hay una buena flexibilidad del pie cuando está apoyado…
  • Estudio mientras nos movemos: Esta tercera fase es importante porque, al caminar, muchas veces varían algunos de los parámetros que se observan en la segunda fase. Por ejemplo, la huella de una persona en estático puede indicar que su posición es neutra (no ejerce más presión ni para dentro ni para fuera), pero al caminar se marca mucho más la zona de dentro del pie (y esto indica que es pronador).